Preguntas frecuentes
La diferencia entre Mantequilla, Manteca y Margarina
Mantequilla: La mantequilla es la emulsión de agua en grasa, obtenida como resultado del desuero, lavado y amasado de la grasa que se forma por el batido de la crema de leche. Se trata de un alimento muy graso, rico en grasas saturadas, colesterol y calorías, por lo que es recomendable para quienes requieran un importante consumo energético.
En términos de cocina la mantequilla se utiliza en ciertas recetas de cocina y repostería, sin embargo su sabor se torna más intenso que el de la margarina por su alto contenido graso originario de la leche de vaca; de igual manera su consistencia suele perder su firmeza y derretirse mientras la temperatura aumenta, así como también, cuando ésta es horneada adquiere un color dorado.

Mantequilla
Margarina: Se conoce como distintos tipos de grasas usadas en sustitución de la mantequilla y tiene su origen desde muy atrás, alrededor de 1860 cuando Napoleón ordenó que se inventara una tipo de grasa sustituto y similar al de la mantequilla, pero que fuese económica para las clases sociales pobres y las fuerzas armadas, fue entonces cuando se preparaba utilizando grasa de ballenas o grasa vegetal, extrayendo la porción líquida bajo presión y después dejándola solidificar.
La margarina moderna se puede hacer con una gran variedad de grasas animales o vegetales y se mezcla generalmente con leche descremada, sal y emulsionantes. En los últimos tiempos han sido presentadas al mercado margarinas con fitoesteroles, que ayudarían a reducir los niveles de colesterol.
En términos de cocina la margarina se utiliza en ciertas recetas de cocina y repostería, con la salvedad de que su consistencia suele perder su firmeza y derretirse mientras la temperatura aumenta, así como también, cuando ésta es horneada adquiere un color dorado.

Margarina
Manteca: En algunos casos el término “manteca” suele confundirse en algunas regiones de habla hispana. La manteca puede encontrarse de tipo animal, como lo es la manteca de cerdo, o la manteca vegetal que se conoce como aceite vegetal solidificado tras ser sometido a un proceso de hidrogenación. Se utiliza para la elaboración de margarina y puede ser perjudicial si contiene gran proporción de ácidos grasos trans.
En términos de cocina la manteca no tiene aroma y sabor tan perfumado o apetecible como la margarina o la mantequilla, al contrario posee un aroma y color neutral y su consistencia firme suele conservarse incluso en temperatura ambiente. En el caso de la manteca de cerdo que se utiliza en la cocina salada, posee un aroma similar a los produtos derivados del cerdo. La manteca vegetal se utiliza en ciertas recetas de cocina y repostería dulce, sin embargo su consistencia es ideal cuando se quiere conservar la firmeza en los resultados de la receta que se esté elaborando, como el caso de la cobertura hecha a base de buttercrem.

Manteca vegetal
Cada una tiene su propósito de acuerdo a lo que cada receta requiere, cada una tiene sus características propias, alguna más aromática que la otra, alguna más firme que otra en diferentes temperaturas. En cuanto a salud se refiere, la margarina es el opción más sana por contener menos porcentaje de grasas saturadas, grasas trans y colesterol.
¿Cómo cocer un huevo duro correctamente?
Por: Nancy Chang
Para Cocina y Gastronomía
La técnica de cocer un huevo duro pareciera ser de “sentido común” para cualquiera que quiera hacerlo o algo para principiantes, sin embargo hasta cocer un huevo requiere de un proceso o procedimiento que si no se sigue al pie de la letra puede traer como resultado un huevo seco, de mal color y consistencia inapropiada. Ahora bien, veamos qué necesitamos para cocer un huevo y que éste consiga su mejor punto de cocción:
Necesitarás:
- Una olla o cacerola para hervir el huevo
- La cantidad de huevos deseada
- La cantidad de agua necesaria para cubrir lo huevos
- Una cuchara grande
- Un bowl con agua fría y hielo
Procedimiento
- En una cacerola coloca los huevos (sin agua) que deseas cocer. Si lo hicieras con el agua ya en la cacerola, corres el riesgo que la cantidad de agua sea superior a la que necesites.
- Vierte agua a temperatura ambiente en la cacerola de modo que cubras los huevos completamente. Si colocaras los huevos con el agua caliente, te corres el riesgo de que se rajen por el golpe de calor o shock por el cambio e temperatura tan drástico, la clara se saldría y tendrías como resultado huevos deformes y agua sucia.
- Luego que la olla o cacerola está lista con agua y huevos, prende la estufa y cuando el agua llegue a hervor, programa el reloj de cocina por 8 minutos (no más, ni menos). Si cuestas los minutos de un inicio sin que el agua llegue a hervor, las yemas estarán crudas, y si cuentas más de 8 minutos cuando el agua esté en hervor, las yemas saldrán con una cobertura color grisáceo, lo cuál no se verá apetitoso.
- Luego que han pasado los 8 minutos, retira los huevos llevándolos uno por uno al bowl con agua y hielo para cortar inmediatamente la cocción y déjalos reposar allí por 5 minutos. Luego que los huevos se han enfriado, puedes pelarlos sin ningún problema de que se rompan o se pegue la cáscara a la clara ya cocida.
- Para cortar los huevos en 2 partes, asegúrate de usar un cuchillo limpio y con filo. Límpialo sobre un paño de cocina cada vez que cortes un huevo, eso facilitará el corte.
No es algo complicado, pero sí requiere un proceso ordenado para lograr huevos bien cocinados y de consistencia y color apropiado. Lo intentarás y te aseguro que te quedarán en el mejor punto para preparar los famosos “deviled eggs” o huevos rellenos.
¿Cómo llevar ingredientes a temperatura ambiente?
La forma más sencilla de llevar tus ingredientes a temperatura ambiente es simplemente dejarlos fuera del refrigerador – ¿Qué fácil verdad? Esto sería sencillo cuando sabes que vas a hornear y tienes un plan. Si tengo planeado hornear algún postre por la tarde, después de mi café mañanero saco la mantequilla. Los huevos siempre los tenemos a temperatura ambiente así que me despreocupo de eso. Pero, si me dan ganas de hornear algo a media mañana y la receta pide mantequilla, huevos o queso crema a temperatura ambiente.. ¿Qué hacer?
¿Cómo congelar y almacenar carnes, aves y mariscos?
Tener un inventario de variedades de cortes de carne en nuestro congelador puede ser muy práctico para atender tanto las necesidades de nuestro menú diario, como para atender ocasiones especiales.
Es necesario que tomemos en consideración algunos consejos para congelar las carnes y así lograr que perduren por más tiempo:
- La carne debe ser fresca y de buena calidad. Hay que congelarla lo más rápido posible del momento que la obtenemos.
- Los cortes de carne de gran tamaño, pueden envasarse en bandejas de poliestireno expandido, cubiertas con film auto adherente.
- También podemos dividirla en porciones de acuerdo a nuestras necesidades y hacer paquetes en bolsas plásticas con sello tipo Ziploc®.
- Se recomienda congelar la carne molida en bloques de ½ Kg (1 libra) compactándola muy bien.
- Debemos etiquetarlas y especificar bien el contenido, la cantidad y la fecha en que se metió al congelador.
- Eliminemos la grasa antes de congelar.
- La carne se puede congelar entre 6 a 12 meses, según el corte.
- Una vez descongelada, la carne cruda no deberá volver a congelarse a menos que sea cocinada y forme parte de un plato.
- En el caso de las aves, remueve primero los menudillos y lava muy bien con agua corriente por dentro y por fuera, seca con toallas absorbentes, cubre con papel de aluminio las puntas de las patas y las alas.
- Mete el pollo en una bolsa especial para congelar tipo Ziploc® y mete un una pajilla para sacar el aire cuando la cierres, ajusta la bolsa y desaloja el aire excedente, (intenta empaquetar lo mas al vacío que puedas usando la pajilla o popote como extractor del aire).
- El pescado o los frutos de mar, deben ser congelados lo más rápido posible. Si no se consumen frescos es mejor consumirlos en el menor tiempo posible, por eso se recomienda no hacer excesivas compras de ellos.
¿Cómo elegir frutas y verduras frescas?
Para mantenerse sano, es importante seguir una dieta rica en frutas y verduras frescas. Para disfrutar sin riesgo de ellas es necesario respetar unas normas básicas.
Para garantizar el sabor y el valor nutritivo de frutas y verduras es importante conseguir aquellas que estén frescas y no tengan golpecitos o imperfecciones a simple vista.
Es importante tomar en cuenta que las hortalizas que se adquieren en su propia temporada son más económicas debido a la gran cantidad que llegan a los supermercados.
¿Cómo llevar lo mejor a casa?
Elige frutas y verduras que parecen frescas, crujientes y firmes, las que tienen colores vivos. Selecciona lo que vas a consumir pronto y no compres verduras preempaquetadas que tengan líquido en la bolsa.
Frutas de cáscara roja: Es importante observar su color rojo intenso; si notas que es un rojo oscuro, eso quiere decir que está bastante madura y se echará a perder muy pronto.
Melón: Elige los de buen aroma con cáscara uniforme y firme.
Fresas: Elige las que están firmes, enteras y con hojas muy verdes.
Duraznos: Deben tener una textura media, entre firmes y suaves. Si están maduros tendrán un ligero color dorado cremoso.
Tomates: La piel debe ser firme, sin golpes y de color rojo vivo. El peso dependerá de su tamaño.
Zanahorias: Para conseguir una buena zanahoria se debe buscar una que sea firme y de color brillante. Si se quiebran con facilidad, demuestra que aún están jugosas.
Pepino: Si son muy pequeños significa que están tiernos, mientras que si son de gran tamaño serán amargos. Evita los que estén amarillentos.
¿Cómo almacenarlas?
- Almacena de inmediato todos los productos en un refrigerador. Los plátanos, tomates u otras frutas que no estén suficientemente maduras pueden dejarse a temperatura ambiente.
- Lava tanto la fruta como la verdura bajo un chorro abundante de agua limpia antes de consumirla. Retira la piel o la cáscara y las hojas exteriores. Si vas a comer también la piel, frota bien la superficie.
- Antes de partir en trozos y servir frutas o verduras crudas de piel resistente, como melones, manzanas o zanahorias, lávalos bien con un cepillo destinado exclusivamente a ese uso y abundante agua.
- Los frutos más pequeños y delicados, como fresas, frambuesas, moras, etc., deben enjuagarse en un colador para evitar cualquier posible riesgo de intoxicación.
- Lava el alimento justo antes de consumirlo. Lávate bien las manos antes de tocarlo.
- Si has manipulado antes carne cruda, asegúrate de que la superficie y los utensilios que has utilizado, al igual que tus manos, estén limpias antes de ponerlos en contacto con cualquier producto fresco (o cualquier otro alimento).
- Cubre cuidadosamente los recipientes que contengan fruta o verdura cortadas para evitar la oxidación.
Las fruta y las verdura frescas constituyen una fuente esencial de las vitaminas, los minerales y la fibra indispensables en nuestra dieta. Aprovechemos esas características y disfrutémoslas diariamente.